INTRODUCCIÓN


Al publicar los poemas de mi padre, he querido iniciarlo con uno de los que, a mí, me gusta singularmente.Una vida dedicada a su profesión: el tratamiento de las enfermedades del cuerpo y las del alma, así como una especial sensibilidad por la poesía, nos han legado una importante muestra de pinceladas cargadas de color, preñadas de sentimientos que me gustaría ir compartiendo desde aquí con quien así le agrade.Vaya por delante esta muestra en la que, recursos expresivos, esfuerzo y técnica, se han aunado en éste soneto para convertirlo, más que en un poema, en una oración, una plegaria al Gran Poder, al que le unía un gran fervor.

PERDÓN (Poesía mística)


Perdóname, Señor, ya estoy contigo;
y si contigo estoy, ya estoy salvado.
Por siempre unido a Tí, a Tí abrazado,
espero sin temores tu castigo.


El dolor de mi angustia yo mitigo
postrándome a tus pies desconsolado;
pues si lloro ante Tí, crucificado,
ya sabré perdonar a mi enemigo.


Que vuelva a mí la calma codiciada
llenando de amor tuyo mi sendero,
con la divina luz de tu mirada.


Si te quiero, Señor, como te quiero
¡qué me importan las sombras de la nada
si muriendo contigo yo no muero!.

NOTA

Esta poesía la encontrareis abajo

no he querido borrarla por los
comentarios que contiene,el motivo
de ponerla aqui es porque al ser la
primera no desaparecerá de la cabecera.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Glosa al capitulo 4º del Quijote.

Glosa al capitulo 4º del Quijote, que trata de los que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta.



“La del Alba sería”, cuando ya D. Quijote
armado caballero, ¡gran caballero andante!
a su aldea volvía, jinete en rocinante,
complacido y gozoso con su rocín al trote.

Juan Haldudo, un ricacho, azote tras azote
propinaba a su criado, con crueldad delirante.
Y fue el gran caballero quien remedió al instante
tamaño desafuero con aquel muchachote.

Hizo que prometiera pagarle la soldada,
que, a lo largo de un año, le tenía impagada
a su joven criado, y siguió su destino…

En mal hora encontróse con unos mercaderes,
que le vapulearon, los infamantes seres,
dejándole maltrecho en mitad del camino.

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